miércoles, 29 de mayo de 2013

Detrás de tu rol de madre sacrificada ¿te descuidas?




Te pasas el día detrás de los niños, la casa, la comida... Llevas a los niños cuidados y preciosos, con hermosos conjuntos que compras para ellos, pero tú acabas poniéndote una camiseta vieja y un pantalón de chándal. ¿Te suena?
 
Hay días que vas tan liada que no logras ni ducharte, y no hablemos de cuando te cortaste las uñas de los pies, te depilaste, o te pusiste una crema hidratante, y ya pensar en algo más como una mascarilla suena a lujo extraordinario para otra vida. ¿Es así tu día? ¿Sientes que al ir detrás de los niños, tener que velar por ellos prioritariamente y ocuparte de tu hogar, pensar en arreglarte es algo superficial y frívolo y que no tiene importancia?
 
Vamos a analizar porqué sientes esto. ¿Crees que si te arreglas no vas a ser una mamá tan dedicada o que no lo vas a parecer? ¿Cómo van otras mamás? Yo durante mucho tiempo fui espantosa, creyendo que solo importaban mis hijos, pero la realidad es que todos somos importantes y hay que encontrar un equilibrio. No necesito ir con una imagen penosa para decirle al mundo que soy una madre dedicada, la verdad es que ahora mismo venden ropa cómoda y bonita que se puede usar con niños, y no necesitas ir con el chándal, las chancletas y la camiseta vieja, puedes ponerte unos pantalones sencillos con una camiseta en un color favorecedor y unos zapatos planos y cómodos pero elegantes a la vez.
 
Si de verdad piensas en tus hijos y les priorizas a ellos, ¿cómo crees que ellos preferirán verte? ¿y cómo crees que preferirán que te vean sus amigos?
 
Arreglarte un poco es adecuado, y mucho más, es sano. Cuando te ves bien te sientes mejor, tienes más ganas de hacer cosas, incluso caminas de otra manera. Cuando estás todo el día en chándal y zapatillas parece que estás en actitud de "sofá", y no solo eso, estás mandando mensajes nada halagüeños a los que te ven caminando por la calle siempre igual:
  • Mensaje 1: estás fatal. Eso asusta, la gente ya tiene mucho a diario como para tener que acercarse a alguien que obviamente no está en muy buen momento.
  • Mensaje 2: no te valoras y/o respetas mucho. Eso invita a los demás a no valorarte o respetarte demasiado tampoco.
 
¿Qué hacer para romper este círculo?
 
Utilizar un poco de tiempo por la mañana, exactamente el mismo que usabas para ponerte el chándal y  las chanclas, para ponerte un pantalón o falda más bonitos, y unos zapatos que no sean chanclas o zapatillas siempre para salir a la calle. Incluso si usas un par de minutos para ponerte colorete, rímel y brillo de labios, no te va a pasar nada. Esto no tiene nada que ver con el rol de la mujer, o ser un florero, muy al contrario, tiene que ver con tu autoestima, tu confianza, e incluso con tu actitud profesional. ¿Te imaginas a una alta ejecutiva de una multinacional en chándal y con las ojeras al viento sin más?
 
Incluso si eres una mamá en casa, eres una profesional, una mujer que ha escogido dedicarse a tiempo completo, y por lo tanto ese es su oficio, a la maternidad. ¿No mereces verte espléndida y que tus hijos te vean en tu mejor versión diaria?
 
Si necesitas ayuda con esto te recomiendo fervientemente que realices alguno de los talleres online de Nohemí Hervada, yo hice el de "Sácate Partido" y no me canso de recomendarlo, porque no se trata de tu aspecto externo, si no de cultivar tu bienestar de forma holística, porque la belleza nace de nuestro interior, pero nuestro aspecto externo también influye a nuestro humor y nuestra percepción de nosotras mismas.

Azucena Caballero

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