sábado, 14 de enero de 2012

Criar con apego=criar con respeto


Cuando la gente oye la expresión "criar con apego" piensa casi inmediatamente en sobreprotección, mimos (¿qué tienen de malo los mimos?), bebés y niños exigentes...Y cuando se les habla de portear, lactancia a demanda, dormir juntos, etc. lo asocian enseguida a esa idea de "niño que se te sube a la chepa" y entonces les parece una locura llevar adelante ese estilo de crianza. Por eso es necesario explicar que criar con apego es también criar con respeto, que no se trata sólo de acciones puntuales sino de un estilo concreto de acompañar a los niños en su crecimiento y de educarlos. La base de este estilo educativo tiene su razón de ser en una realidad que los adultos en sociedad, o bien ignoramos, o bien nos escandaliza: los niños son miembros válidos de la comunidad y tienen igual dignidad que los adultos. Una vez reconocido este hecho las dudas respecto a cómo criarlos y educarlos se resuelven con mayor facilidad, aunque nos pueda resultar difícil adoptar este estilo respetuoso, sobre todo si en nuestra infancia no lo vivimos.

Hay una serie de pautas que son las más efectivas de cara a facilitar que sean niños equilibrados y adultos felices:
  1. Es necesario ofrecer un contexto estable y armónico de relaciones interpersonales. La mayor necesidad emocional de un niño para crecer adecuadamente es la atención y el reconocimiento como persona, lo que hace crecer su autoestima y valorarse a sí mismo, sintiéndose merecedor de cuidados y cariño. Para ello necesita que las personas que lo cuidan, con las que establece relaciones de apego más fuertes, sean una presencia constante y que le ofrezcan unas relaciones personales de calidad y tiempo suficientes.
  2. Es necesaria una gran dosis de disponibilidad y accesibilidad: la dependencia de los niños de los adultos es total desde que nacen, y poco a poco van ganando en autonomía, conocimiento del mundo y de su persona, relaciones personales, etc. Sin embargo este proceso es largo y en muchas ocasiones requieren de nuestro tiempo y compañía para afrontar nuevas experiencias, para entender lo que les rodea. Por ello, es importante que sepan que estamos disponibles. Y que no requieren realizar grandes esfuerzos para conseguir nuestra atención: es decir que somos accesibles.
  3. Tender hacia un estilo educativo democrático es una ocasión única para que tengan voz y sienta respetada suopinión, aunque es cierto que el estilo educativo más positivo es el que más se ajusta a las características de los niños
  4. Al preguntamos si el afecto es una necesidad no tenemos ningún problema en responder que sí. Ahora bien, si tratamos de explicar el porqué, nos damos cuenta de que tenemos grandes dificultades para tratar de ofrecer un razonamiento comprensible. Sí, todos reconocemos la importancia del afecto en nuestras vidas pero no tenemos ni idea de lo que es ni del porqué de su importancia. Los llamados "expertos" tampoco nos aclaran nada por largos que sean sus discursos. Lo que ocurre es que nuestra experiencia cotidiana nos enseña cuanto necesitamos del afecto de los demás, pero hasta la fecha, nadie ha sido capaz de descifrar la verdadera naturaleza del afecto y, en consecuencia, comprender la razón de su necesidad. Si somos capaces de comprender y apreciar el hecho de que el afecto (ayuda) es una necesidad primaria de todo ser humano, entonces la consecuencia inmediata y directa es que sin afecto o sin una suficiente cantidad, el ser humano enferma y muere. Es más, si un ser humano tiene cubiertas todas sus necesidades primarias excepto la afectiva, entonces, su enfermedad y su muerte están causadas por la falta de afecto.
  5. Siempre presentes en los manuales de educación, las normas de convivencia de un grupo se hacen necesarias, aunque la motivación no ha de ser “enseñar” al niño a cumplir reglas, sino establecer un modo de relacionarse entre los miembros del grupo que facilite la vida en común, y que tenga en cuenta las necesidades, los límites personales de cada uno y sean respetuosas con todos.

Las consecuencias de este estilo respetuoso son: una alta autoestima, ya que las personas más importantes de nuestra vida nos “ven” y nos reconocen como somos, y sentimos que la gente nos aprecia por ser quienes somos; el desarrollo de habilidades sociales y comunicativas, ya que implica el uso del diálogo y las relaciones igualitarias con los otros, lo cual se convierte en una enseñanza valiosísima para que los niños reaccionen de igual modo con el tiempo en el trato con sus semejantes; la empatía y el desarrollo moral, es decir, la capacidad de penetrar de manera profunda, a través de la imaginación, en los sentimientos y en las motivaciones del otro, capacidad fundamental para discernir qué está bien y qué está mal, porque estos juicios dependen, en gran medida, de distinguir entre qué es bueno y qué es malo para los demás; el autocontrol, o la habilidad de poder dirigir la propia conducta en el sentido deseado; la autonomía personal y un gran capacidad de ver con perspectiva, es decir, que los niños sean capaces de anticiparse a las consecuencias de sus actos, es decir, que tengan capacidad perspectivista, ya que al tratar de resolver un problema pueden identificar cuales son los pasos previos para enfrentar la tarea, que dificultades puedne encontrar y pensar cómo resolverlas.

Esto son solo algunas razones para la crianza con apego y respetuosa. Para empezar es básico que muchos adultos y educadores vayan cambiando la idea tan arraigada de que los niños son niños y no están a nuestra altura, sólo eso supondría un cambio radical en el modo de relacionarse con ellos y en las consecuencias para su vida y para el futuro de la sociedad.

Maria Pilar Gómez San Miguel
Crianza en Familia



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