martes, 17 de julio de 2012

Hablar de sexo con los hijos


La primera vez que escuché algo sobre cómo tienen lugar las relaciones sexuales entre adultos fue en el colegio – un compañero (considerado como el típico “golfillo” enterado) que comentaba en tono de burla algo sobre el tema. Me acuerdo que me quedé casi en estado de choque, me parecía increíble que esto fuese cierto; en mi cabeza todo tenía lugar de una forma mucho más “aséptica”. Mis padres nunca han hablado sobre ello con nosotras de pequeñas… y ni siquiera de mayores.
Años más tarde pensé que no me gustaría que mis hijos – si tuviese – se enterasen por algún compañero mal hablado, como me pasó a mí, cómo tienen lugar las relaciones intimas entre adultos.

Al año de nacer mi hija mayor dio la casualidad que encontré en una feria de libros para niños un maravilloso y divertidísimo libro “¡Mamá puso un huevo! o cómo se hacen los niños” de Babette Cole. Lo compré y lo guardé junto con los demás libros infantiles que ya tenía la niña. Además tengo que añadir que nosotros siempre hemos sido adeptos de la corriente natural/ nudista así que en casa el cuerpo ha sido tratado con respeto y naturalidad: estando en familia, nosotros cuatro, no nos hemos escondido nunca en las situaciones diarias de ducharnos y cambiarnos de ropa; y cuando hay ocasión siempre vamos a playas nudistas, la experiencia de bañarse en el agua del mar sin ningún tipo de ropa encima es inigualable, aparte de ser más sano dejar el cuerpo respirar siempre que sea posible.
No es que no tengamos pudor cuando hace falta o intimidad cuando lo necesitamos, simplemente así como uno cambia los zapatos y suena su nariz sin tener nada que enseñar, pero tampoco que esconder, igualmente consideramos que prepararse para la ducha o para irse a dormir o para irse a trabajar es una situación normal y hay que tratarla como tal.
Así que es en este marco de naturalidad que hablamos la primera vez del sexo cuando quizá mi hija tendría 3-4 años y precisamente leyendo el libro de Babette Cole.
Luego surgieron más ocasiones a lo largo de los años (una de ellas era la llegada de mi regla; nunca me escondí tampoco en esta situación ya que lo encontraba ridículo, tener la regla es un hecho natural y normal de la vida y, si bien no hace falta jactarse de ello, tampoco hay motivos para esconderlo).
Eso hizo que más tarde, cuando ya la niña cumplió 12 o 13 años y ya estaba ahora mucho más interesada por el tema no nos fuese difícil o extraño hablar de nuevo sobre el sexo, pero desde puntos de vista más maduros.
Estas conversaciones sí que fueron (y son todavía) mucho más complejas, pero nosotros siempre hemos procurado contestar a las preguntas, las que sean, con naturalidad y sinceridad; eso sí, de tal forma que ellos lo entiendan, con términos sencillos y comprensibles. A veces hemos bromeado cariñosamente, otras veces nos hemos puesto muy serios; muchas veces el tema surge porque alguno de los dos nos preguntan por antiguos “novios o novias”.

Es obvio que el sexo es un tema importante e interesante y debería tratarse como tal ya desde la primera vez que surja en la conversaciones con los niños (tengan ellos 2 o 12 años) – ya han pasado los siglos de represión en los que el tema era tabú, y las investigaciones actuales reflejan la importancia de estar bien informado y, sobre todo, tener una actitud normal y abierta ante este hecho de la vida tan maravilloso.
No se trata de atosigar con datos, pero tampoco esconderse o sentirse violento; los niños entienden y asimilan cualquier explicación que se les dé con naturalidad y sinceridad.
En definitiva, se trata de sanear quizá nuestras propias reacciones cuando se habla del sexo, dejar de verlo como algo “vergonzoso” o, peor, “sucio”, y empezar a darnos cuenta de que es una fuerza poderosa y positiva – tener una mentalidad abierta en este tipo de conversaciones con los niños es primordial.

1 comentario:

  1. Muy importante explicar como el sexo y la familia está en la base de las relaciones humanas. Como la naturaleza se las apaña para que creemos los lazos que necesitamos para crecer sanos y felices y nos ayudemos unos a otros.
    El sexo arraiga en lo más profundo de nuestro sentir emocional y familiar...
    No es ningún bicho raro o algo a lo que temer, es un soporte de la vida. Si no lo consideramos como tal y aprendemos a manejarlo así es cuando vienen los problemas. Es así como se lo trasmito a mis hijos.
    Hay que manejarlo con sabiduría, igual que la dieta, por ejemplo, que sirva para estar sanos y felices no para crearnos problemas o enfermarnos.

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