viernes, 28 de septiembre de 2012

Afrontar las pérdidas



Hoy he sabido que una mami que estaba esperando ha perdido su bebé. Es amiga del barrio, tiene una niña que juega con mis hijas a menudo. A esta niña ya la había contado la próxima llegada de un bebé a la familia, y todos estaban encantados: la abuela, los padres, la tía, el abuelo...

En la conversación de esta mañana con la abuela me contaba que el fin de semana la mamá estuvo en el hospital por fuertes dolores hasta que la hicieron un legrado. La niña se quedó con los abuelos aquí, en el barrio pero no la explicaron nada, sólo que "mamá tiene que ir a ponerse una inyección". Y que no habláramos del tema delante de la niña para que se la fuera olvidando que iba a llegar un hermanito.

Periódicamente me encuentro con adultos que tratan de ocultar a sus hijos o nietos sucesos desagradables o que piensan que los pueden traumatizar y causar tristeza. Y mi experiencia y mi formación me dicen que la realidad es otra:
  • los niños necesitan saber, y si no saben captan subconscientemente la pena del resto de la familia, y el lenguaje no verbal que la acompaña: las miradas, gestos, silencios, conversaciones eludidas, lágrimas furtivas...
  • son capaces de "sobrevivir" emocionalmente a situaciones de dolor cuando se les comunica con un lenguaje que puedan comprender
  • hablar de la muerte evita los tabúes y limitaciones a la hora de vivir los sentimientos que genera

Puede ser un embarazo perdido, una mascota fallecida, la muerte de un familiar o amigo... Queremos que nuestros hijos estén preparados para la vida, pero tendemos a "evitarles" sufrimientos y frustraciones que suceden de forma natural, que son inevitables y que se van a encontrar muchas veces durante su vida.

Puede que detrás de esta sobreprotección exista miedo por no saber cómo acompañar bien a los niños en la expresión del dolor y las emociones que los embarguen, una huida frecuente del llanto compartido, de la expresión de tristeza ante nuestros hijos... y contrariamente a lo que pretendemos la evitación no ayuda a los pequeños ya que tendrán pocas herramientas en el futuro para afrontar situaciones dolorosas si no las han vivido antes o si han crecido huyendo de ellas.

Maria Pilar Gómez
Crianza en Familia

4 comentarios:

  1. ¡Tienes razón!

    Personalmente me han educado para evitar las cosas y no enfrentarme a ellas. Respecto al tema de la muerte, siendo adolescente, murió uno de mis abuelos y decidieron por mí que no fuera al entierro. Nadie me preguntó que quería hacer yo, y ya tenía edad para entenderlo.

    Con mis hijos procuro explicarles las cosas. Si me preguntan, contesto. En este tema en concreto, mi cuñada también perdió el bebé estando de muy poquito tiempo y yo traté de explicárselo a mi hija. No se puso triste ni nada, lo aceptó y ya está.

    Saludos

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  2. ¡Tienes razón!

    Personalmente me han educado para evitar las cosas y no enfrentarme a ellas. Respecto al tema de la muerte, siendo adolescente, murió uno de mis abuelos y decidieron por mí que no fuera al entierro. Nadie me preguntó que quería hacer yo, y ya tenía edad para entenderlo.

    Con mis hijos procuro explicarles las cosas. Si me preguntan, contesto. En este tema en concreto, mi cuñada también perdió el bebé estando de muy poquito tiempo y yo traté de explicárselo a mi hija. No se puso triste ni nada, lo aceptó y ya está.

    Saludos

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  3. Los niños demuestran tener una sabiduría impresionante para afrontar cualquier tema que a los adultos se nos antoja como "espinoso". Ellos tienen sus instintos íntegros, no como nosotros, que en muchos casos nos han "educado" en la evitación de las emociones. Somos nosotros los que tenemos un problema y no sabemos cómo afrontar los duelos, y mucho menos cómo acompañar a un niño en el suyo (porque por muy sabios que sean, también afrontarán "su" duelo).

    En este caso en concreto que comenta Pilar, a la niña no se le va a "olvidar" que le han dicho que va a tener un hermanito. Será doblemente doloroso para su madre cuando la niña le pregunte a ver qué pasa con ese hermanito que ella va a tener. Sería mucho más sencillo y natural explicarle que el hermanito se ha ido (cada familia tiene sus recursos y sus mitos en torno a la muerte y su forma de explicarla) y que ella lo vaya asimilando.

    Muy buen artículo Pilar, me ha gustado mucho.

    Mónica Álvarez
    http://DueloGestacionalyPerinatal.com

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  4. Sí, generalmente los adultos tenemos dificultades para afrontar estas situaciones y los niños son capaces de vivirlo con más autenticidad, porque no tienen los miedos y prejuicios añadidos que llevamos nosotros a la espalda. Pero si dejamos cuestiones pendientes sin hablar... eso va marcando su realidad mucho más de lo que podemos imaginar. Lo veo a menudo. Me alegro que os haya gustado a ambas.

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