Hablando con mis hijos y recordando cómo era yo de niña y todo lo que aprendí de mayor me acabo de dar cuenta de que los humanos tenemos maneras de aprender completamente distintos a la imagen tradicional del aprendizaje.
Veamos.
Visión tradicional:
1. Los niños nacen como hojas en blanco, pero reacios a aprender y hay que forzarlos a estudiar y a aprender. Hay que educarlos, hay que domarlos e independizarlos desde pequeños. Hay que controlarlos, ningunear sus emociones ("son caprichos"), imponer la voluntad adulta sobre ellos.
2. Los niños necesitan estudiar horas y horas sentados complicadas nociones abstractas y teóricas para entender el mundo que les rodea.
3. A los niños hay que obligarles a estudiar y a repetir lo que han hecho otros para entender el pasado y, por paralelismo, también el presente.
4. A los niños no hay que dejarles perder el tiempo, ni jugar demasiado, no es productivo, tienen que rendir cuentas de lo que asimilan. Por eso tienen que dar exámenes muy frecuentemente - así demuestran lo que han aprendido.
5. Los niños deben estar rodeados de muchos niños de la misma edad para socializar. De otra forma se vuelven egoístas y asociales.
6. De esta forma los niños viven fuera de la vida real, viven una vida de ficción basada en libros de texto, en cuadernos, en teorías y nociones abstractas elaboradas por especialistas. No viven su propia vida, sino la de otros y de una forma indirecta, a través de las experiencias ajenas.
Visión real:
1. Los niños nacen efectivamente como hojas en blanco, pero tienen una programación natural para aprender desde que nacen. Su curiosidad, su necesidad de afecto y su extraordinaria energía física son los motores que les impulsan a aprender continuamente de forma natural.
Sus emociones son iguales a las de los adultos, pero todavía no saben canalizarlas. Se necesitan muchos años de desarrollo físico y cognitivo para que ellos mismos aprendan cómo dominarlas. Se necesita mucha paciencia por parte de los cuidadores para que este proceso se desarrolle de forma armoniosa.
2. Los niños nacen en un mundo en tres dimensiones. Necesitan moverse, jugar y conversar muchas horas al día en espacios seguros y creativos y con cuidadores pacientes para explorar, experimentar, fortalecerse físicamente y, sobre todo, entender el mundo en el que viven.
3. Los niños estudian y aprenden solos si se les provee de un entorno adecuado, tranquilo, pero a la vez lleno de estímulos de todo tipo: espacios para jugar, experimentar, leer, conversar, equivocarse, para poder aprender a través de sus propias sensaciones y crear poco a poco su modelo mental personal sobre el mundo.
Todos los niños nacen con una creatividad sin límites y necesitan imaginar, inventar y recrear lo que ven a través de su propia lógica (benditos errores que hacen los niños cuando, por lógica, dicen "cabo" en vez de "quepo", porque esto demuestra lo listos que son y las conexiones que hacen solos sobre la gramática, deduciendo una regla que es completamente válida aunque, en este caso concreto y al tratarse de un verbo irregular, no funciona). Todos necesitan procesar a su ritmo lo que viven y añadirlo a sus experiencias vitales para conectarlas, una a una, y formar una imagen propia de la realidad circundante para poder comprender cómo es y cómo encajan ellos en el presente.
4. Los niños necesitan jugar para recrear situaciones, vivencias, o para trascender traumas. También necesitan tiempo para descansar y asimilar lo vivido. No hay aprendizaje sin descanso, sin reflexión o meditación libre.
Lo asimilado se traduce en una actitud de responsabilidad, en mayor madurez en las reacciones y en una autodisciplina cada vez más rigurosa y natural a la vez. No hace falta que demuestren lo memorizado - que no lo aprendido - cual monos de feria o animales de circo que demuestran en cada espectáculo lo bien domados que son. Los adultos que rodean a los niños pueden evaluar su desarrollo cognitivo y académico o las habilidades adquiridas a través de las conversaciones o viendo simplemente lo bien que desempeñan labores o diálogos cada vez más complejos.
5. Los niños necesitan socializar con gente de todas las edades: jugar con niños de edades parecidas para dejar volar su imaginación o para tener actividad física sana (correr y saltar juntos), interaccionar con adultos para asimilar pautas de conducta adulta y responsable, conocer personas de otras esferas sociales y pasar tiempo en su compañía junto a sus padres (vecinos, familiares, amigos, trabajadores, extranjeros) para un crecimiento más rico y diverso desde el punto de vista social. La diversidad además le ayudará a comprender y aceptar las diferencias de cada ser humano y no le limitará a pensar que todos deben ser iguales en comportamiento o aspecto para formar parte de la comunidad en la que viven. También le ayudará a aceptarse a sí mismo y a integrarse mejor en el tejido social como parte importante de esta diversidad social.
6. De esta forma , disfrutando con sus propias experiencias, errores, percepciones, creando sus propios criterios para evaluar la realidad y para saber desempeñarse en la vida.
Ayúdale a tu hijo a descubrir quien es él para que pueda aprovechar mejor sus talentos y debilidades; no lo compares con otros, ni del presenté, ni del pasado. Ayúdale a descubrir el mundo de hoy y a formar su propia opinión de lo que percibe a través de sus 5 sentidos.
los niños viven dentro de la vida real
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