viernes, 9 de diciembre de 2011

Escuchar al corazón


Hoy comienza mi colaboración con Azu y Malena en Educarpetas.

Para este día barajé distintos temas, ya que la convivencia diaria con niños da muchas ideas. Y mi camino personal como madre y orientadora de otros padres es una fuente constante de interrogantes, logros, reflexiones y descubrimientos.

Pero ayer mismo un rato en el parque, en un día radiante de sol, rodeada de muchas otras familias que acudían a disfrutar de tan estupendo día otoñal, me dieron la razón de ser de este artículo.

Una de las conversaciones que tuve ocasión de escuchar estuvo tan llena de tópicos sobre los niños y su realidad, que no puedo resistirme a hablar de algo tan importante en la crianza de los hijos como son las “verdades universales” a que damos pábulo sin indagar en profundidad sobre su valor y veracidad. Tópicos como “los niños en el comedor escolar aprenden a comer” o “en la guardería se inmunizan”.

Voy teniendo claro que la propia historia personal durante la infancia es un factor decisivo en el modo de criar: si nos escucharon o no, si dieron crédito a nuestras palabras y demandas o bien ridiculizaron nuestros sentimientos, si padecimos el “los niños a oír, ver y callar”... Estas experiencias, nuestra desinformación o conveniencia, consiguieron acallar la intuición y la sabiduría vital que nace en los padres cuando tienen en brazos a su hijo recién nacido.

A menudo me encuentro con madres que desean abrazar y llenar de mimos a sus pequeños, pero que se reprimen por “si que se van a acostumbrar”. Que los envían a la guardería ”para que se socialicen”, pese a que perciben claramente que los pequeños manifiestan con su conducta o su enfermedad que no están preparados, que necesitan a mamá y a papá.

Por supuesto cada familia es un mundo, y según sus circunstancias lo que vale para una no vale para otra. Los principios de la crianza con apego y respetuosa habrán de ser adaptados a las necesidades del grupo familiar, niños y adultos. Lo que no podemos perder de vista es la importancia de estar preparados para recibir a un bebé, de conocer cuáles serán sus demandas básicas, para poder darles respuesta. Y de que necesitamos ver más allá de los consejos bienintencionados de quienes nos rodean, sobre todo cuando nuestro corazón nos está pidiendo algo diferente a lo que se estila.

Ser consciente de todo esto y sanar nuestras heridas, nos ayudarán a ser más auténticos y a acoger la necesidad de atención y cariño de nuestros hijos sin entrar en competencia con ellos.


Mª Pilar Gómez San Miguel
crianzaenfamilia.com

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