viernes, 31 de enero de 2014

Los efectos colaterales de la escolarización que todos conocemos pero nadie reconoce


A veces me pregunto si esto sólo me pasa a mí, porque resulta que nadie lo comenta, apenas nadie.
¿Será que mis hijos son diferentes, que yo los educo de modo que sus reacciones son especiales y genuinas?
¿O será que hay un gran silencio en torno a  los efectos colaterales de la escolarización, que se reproducen en muchas familias que enviamos a escuelas convencionales a nuestros hijos?

Veo que aún no he contado de qué estoy hablando pero imagino que a muchos os suenen: las enfermedades recurrentes, dolores de cabeza y de vientre; las mañanas de negativas infantiles para levantarse e ir al cole; el mal humor día sí, día no; los conflictos con nuestros hijos sin origen aparente en la dinámica familiar; el hastío por la escritura, las manualidades, la investigación; la manía hacia la lectura o las matemáticas; la costumbre de compararse con otros niños...

La escuela de cinco horas diarias obligatorias, madrugones y deberes tiene efecto sobre los niños, pese a toda nuestra buena voluntad, nuestro apoyo y los ánimos. Incluso pese a nuestra flexibilidad.

Mientras sigo calculando alternativas y moviéndome para que cambien las cosas, aplico medidas de emergencia cuando corresponde. ¿Sabes cuáles?:
  • días de vacaciones y descanso cuando lo necesitan
  • atención máxima a los síntomas previos a enfermedades: si te fijas bien, recordarás que antes de esa amigdalitis tan pesada tu hijo te dijo varios días que no quería ir al cole mientras tosía ocasionalmente
  • actividades en común para complementar y sacar a la luz la creatividad y mantener el interés por aprender
  • respeto máximo a sus ritmos de aprendizaje, sin añadir más presión a la que puedan experimentar en el centro escolar: nada de minutos obligatorios de lectura o de peleas por causa de los deberes
  • adquisición de herramientas útiles y motivadoras: telescopio, microscopio, imprimibles, libros, museos, tiempo en la naturaleza...
  • escucha activa acerca de lo acontecido en el colegio, sin crítica sni juicios de valor, acompañando para que encuentren su propio criterio y reconozcan el valor de su punto de vista
  • diálogo con tutores y el centro escolar para conocer la programación general y todo lo relativo al currículo de los que las familias tenemos derecho a disponer

Por suerte para mis hijos el respeto que procuramos tener en su educación evita algunos de los efectos colaterales, aunque no todos.
Es una lástima que tantas familias dediquemos tiempo a compensar el daño de la escuela (sin menoscabo de sus puntos positivos), aunque es un gran triunfo que demos un paso al frente para que nuestros hijos puedan recibir la educación que merecen.

Mª Pilar Gómez

4 comentarios:

  1. Gran artículo, MªPilar Gómez.
    Nosotros también aplicamos estas medidas de atención que, como dices, evitan alguno de los efectos colaterales.
    Seguimos en nuestra lucha por cambiar el sistema. Pero que triste es que haya padres y madres que continúen apoyando el sistema tan falto de empatía con los niños (y otras muchas cosas).

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    1. Mayte poco a poco los padres que somos más conscientes alzamos la voz y contagiamos a otros. Confío en que nuestro trabajo dé sus frutos poco a poco.

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  2. Algun sistema tendra que haber, para que todos tengan acceso a unos minimos de educacion, no todos los padres tenemos capacidad de hacer ese trabajo extra de apoyo, compensacion de lo que no reciben en la escuela.... quiza tan solo, estar con ellos, mitigaria los esfuerzos o cansancio que puedan sentir de la escuela. De todas maneras la vida esta asi montada y la escuela es el banco de pruebas, como la familia, las relaciones con otros niños... aprendizaje.
    Yo seguire llevando a mis hijos a la escuela de la realidad, aunque creo que deberia dejarse elegir y que kas familias que quieran educar de otra forma se respete y se de por valida, suerte.

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    1. Sí Elena, no todos los padres tenemos esa capacidad o posibilidades, pero la escuela tiene la obligación de hacerlo y no que tengamos que hacerlo en casa para mitigar los daños, podemos hacerlo pero lo ideal es que sea por placer y para disfrutar. Tu flexibilidad es de agradecer y ojalá las autoridades cambien su punto de vista y permitan esa libertad para elegir el tipo de educación al que todos los niños tienen derecho, si queremos que realmente sean felices y construyan una sociedad mejor.

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