lunes, 2 de julio de 2012

Motivando la lectura



Hace poco, en una salida con otras familias, hablamos sobre el gusto de los niños por la lectura. Algunos padres comentaban que a sus hijos no les gustaba leer y estaban interesados en intentar inculcar su amor a los libros.

Parto de la base que a todos los niños, y a los adultos también, nos gustan las buenas historias. Pero por buena no hay que generalizar algún estilo o título específico. Entre adultos lo tenemos claro, lo que le guste a una persona, no necesariamente tiene que agradarme. El libro siempre tendrá la gandeza que el lector quiera otorgarle.

Con los niños pasa lo mismo. Desde los propios centros educativos "imponen" ciertas lecturas que, en muchos casos, dista mucho de atraer a  algunos nenes. En los centros más abiertos, dejan que sean ellos los que decidan de entre todos los títulos de su biblioteca, aunque no siempre tienen volúmenes suficientes de este tipo de literatura cubrir todo un curso escolar.

Dejando la libre elección del libro al niño, conseguiremos que se enganche al maravilloso mundo de las letras. En mi experiencia puedo decir que he introducido a la lectura a más de uno, recomendándoles sus primeras obras y motivándoles a seguir buscando y probando por ellos mismos. Ni que decir tiene que el éxito está asegurado.

Pero es cierto que, a un pequeño "no" lector, tenemos que ayudarle en esta tarea de elegir por él mismo. Ante los libros que le parezcan interesantes, tendríamos que  intentar presentarle con emoción lo que encontrará en sus páginas. Transmitirle el deseo por saber como acaba, o incluso resumirle los primeros capítulos, que suelen ser más pesados, para llevarle directamente a la acción. Una vez en el punto más interesante, será muy fácil que ellos mismos quieran continuar y llegar hasta el final.

Tampoco hay que preocuparse si su primer libro (el elegido por él) se lo leemos entero. Cuando se "obliga" a un niño a leer por sistema, éste adopta una postura de rebeldía, negándose a ello. Para poder realizar una buena desintoxicación de dichas imposiciones y que se de cuenta de que no todas las historias son iguales, es preferible que le leamos nosotros. No nos preocupemos por el tiempo, ni tan siquiera por la cantidad de libros que tengamos que leerles, siempre acaba haciéndolo solo. 

Paloma M.
Escritora




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