jueves, 20 de octubre de 2011

Hasta la lágrimas...


Son positivas en el momento apropiado. En nuestra cultura han existido demostraciones emocionales tabú. Una de ellas, el llanto. El comentario más común sobre el llanto es que a nadie le gusta llorar. Y otro que he escuchado es que es difícil estar al lado de alguien que está llorando. Estos comentarios muestran hasta que punto nuestra sociedad ha censurado el llanto.

Si una persona llora, lo más probable es que esté sintiendo una emoción de la gama estresante, aunque también puede ser que sea por alegría. Suponiendo que quién llora tiene algún tipo de herida emocional, hago una comparación. Cuando alguien tiene una herida "física", usamos productos que la limpian y desinfectan. De ese modo aseguramos que la herida sana en las mejores condiciones y tiempo. Si la herida es emocional, el producto que la limpie y desinfecte, por fuerza ha de ser emocional. Dicho producto es las lágrimas.

Cuando vemos a alguien llorar, tengamos presente que está limpiando una herida, con el producto más adecuado. Si aún teniendo esto en mente, continúa siendo difícil estar al lado de alguien que llora, tal vez es el momento de hablar con un/una experta en la materia, en este caso emociones retenidas, que nos conduzca a liberar el llanto, la pena, que alguien no nos permitió expresar y que se opone a que otras personas lo expresen. Este punto es particularmente importante cuando estamos trabajando, conviviendo, con niños y niñas.


Teresa García.
Psicologa Clínica.
Sin Castigos.

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