lunes, 6 de febrero de 2012

Niños maltratados: Adolescentes agresivos

En la actualidad se calcula que en torno al 15% de los adolescentes desarrollan conductas violentas. Aunque las razones son múltiples y complejas, de lo que no hay duda es que existe una estrecha relación entre el trato recibido en la primera infancia y el posterior desarrollo de estas conductas.

El maltrato a un bebé o a un niño pequeño será determinante en el futuro de esa persona, e incluso de las siguientes generaciones, ya que todas las personas con quienes se relacione serán afectadas por los daños morales y cerebrales que sufrió ese ser humano en su periodo fundamental de desarrollo.
La actitud que tienen los padres hacia sus hijos deja una huella indeleble para siempre en los mismos.
En 1981 los premios Nobel de Fisiología David H. Hubel y Torsten N. Wiesel demostraron de forma fehaciente que las primeras experiencias de un ser humano tienen un efecto permanente y que incluso puede perderse para siempre la información genética del cerebro a cusa de determinados factores ambientales.
Aunque el cerebro estará en continuo desarrollo a lo largo de nuestra vida, el momento más importante y crítico es el la primera infancia, donde un ambiente cariñoso y respetuoso, en el que se cuide, mime y estimule al bebé tendrá efectos muy beneficiosos, y por el contrario si hay un comportamiento violento, negligente, o simplemente desapegado, los efectos negativos pueden ser irreversibles. Los estudios de Jonathan Pincus, neurólogo de la Universidad de Georgetown, han puesto en evidencia que el maltrato repetido en la infancia deja huella en el cerebro para siempre.
Maltratar a un niño es muy fácil, un niño no sabe defenderse, y no es necesario utilizar violencia expresa. Hay una forma muy sutil de maltrato, la que no se suele ver, aquella que consiste en de forma consciente o inconsciente (en el maltrato hay mucha ignorancia normalmente) se descuida al bebé, como por ejemplo no consolarlo cuando llora, no cogerle en brazos… cosas tan primarias y fundamentales en la vida de un recién nacido que si no se le ofrecen pueden afectar a su desarrollo, y lo peor es que no somos conscientes de ello, porque los daños recibidos, que afloran en diversas formas de agresividad y /o violencia, no suelen hacerse patentes hasta la adolescencia.
El niño que es maltratado, no tiene atendidas sus necesidades, es abandonado o sufre abusos, del tipo que sean, aprende que el mundo es un lugar hostil, difícil, duro, y que solo hay dos patrones que se pueden seguir, el de víctima o el de verdugo.
Es importante ser conscientes del daño emocional que podemos inferirles con nuestra negligencia ante sus sentimientos y necesidades a nuestros hijos cuando son recién nacidos, bebés, niños, y debemos asumir el compromiso de intentar cubrir fundamentalmente los aspectos emocionales que les hagan sentirse queridos, valorados y seguros.

Azucena Caballero

No hay comentarios:

Publicar un comentario