sábado, 25 de mayo de 2013

Errare humanum est.* Ludere me libuit […]**


Equivocarse es una herramienta poderosa - junto al juego -  para el aprendizaje humano. De adulto estas dos herramientas se corresponderían a las actividades de experimentar y explorar.
Es más, el error es algo tan humano que casi diría que venimos con este mecanismo bien grabado en nuestros genes para garantizar un aprendizaje exitoso durante toda la vida. 
Si les impedimos a los niños a equivocarse les dejamos sin defensa ante los retos que presenta la vida. 
Equivocarse representa simplemente un ensayo - no nos privemos del proceso, lo necesitamos durante toda la vida. 

¿Acaso un bebé sabe ya caminar perfectamente desde que se pone de pie? Sabemos que no, que aprender a caminar con soltura lleva años, necesitamos caernos para calcular bien el esfuerzo que debemos realizar en función de nuestro peso, de nuestra fuerza muscular, de la fuerza de la gravedad. 
Lo mismo ocurre con el lenguaje: un bebé no habla nada más nacer; primero ejercita sus cuerdas vocales, luego - al escuchar los sonidos que emitimos los adultos de su alrededor - intenta repetirlos, calibra su voz, coloca los labios de formas distintas para probar, y sólo más tarde logra juntarlos para formar palabras y frases o para cantar. 

En el caso de los adultos el proceso es el mismo: quizá se tarde años y muchas horas de repetir una actividad y equivocarse mil veces en ello hasta que se consiga el resultado deseado. 

Para no desesperarse en este proceso tenemos otra maravillosa herramienta - ¡el juego! 
Vuelvo a la manera de aprender de los bebés: cuando empiezan a andar no dejan de repetir los mismos movimientos, se caen, a veces se hacen daño, pero se olvidan rápido y vuelven a probar sin miedo a equivocarse, repiten una y otra vez de distintas maneras los gestos que quieren dominar. Para ellos esta repetición es como un juego, pero a la vez una actividad seria a la que no renuncian tan fácilmente - sólo hay que mirar la seriedad y la disciplina con las que juegan y exploran una actividad nueva.

De igual manera, si nos dejan jugar y explorar de niños, cuando llegamos a la edad adulta seguimos avanzando en la vida a través del mismo proceso de exploración con el que estábamos acostumbrados desde la infancia. 

En nuestra sociedad parece que está mal visto equivocarse o jugar, se nos dirige desde el principio de tal forma que no podamos ni experimentar, ni buscar otras respuestas o caminos… pero hay que recordar siempre que son los errores y el juego los que nos ayudan a desarrollarnos y a evolucionar


*Errar es humano. 
**Me agrada jugar […] de "El nombre de la rosa" de Umberto Eco 

2 comentarios:

  1. Muy bueno,
    Justo hoy mi hija ha aprendido a coser haciendo una muñeca de trapo, claro, se ha equivocado muchas veces, pero se animaba pensando en el resultado.Al final ha quedado muy bonita!
    Equivocarse da aún más ganas de hacerlo. ;)
    Un abrazo

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  2. Completamente de acuerdo, equivocarse no esta mal, lo malo puede ser que hacemos cuando nos equivocamos, si dejamos de intentar, si tiramos todo a la borda.

    Es común escuchar: "Si te caíste ya no vuelvas a hacerlo" cuando es al revés, si te caíste aprende porque y vuelve a intentarlo.

    Besos

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