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Todos tenemos
nuestras costumbres y nuestros hábitos, pero no todos tienen la misma función: algunos
nos ayudan a avanzar en nuestros proyectos y alcanzar nuestros sueños y otros
nos mantienen alejadas de nuestras metas.
Un hábito, sea
bueno o sea malo, es un comportamiento adquirido, algo que a base de ir
repitiendo varias veces hemos llegado a automatizar, convirtiéndose en algo que
se hace sin pensar.
Esta automatización
tiene su parte positiva, supone un ahorro de energía y nos permiten
enfocarnos en otras actividades que requieren nuestra atención; pero también
los malos hábitos pueden instaurarse en el nivel de la inconsciencia y
perjudicarnos seriamente.
- Para algunas personas puede ser la necesidad de fumar o tomar una copa en determinadas situaciones sociales.
- Para otros acudir rutinariamente a la nevera para ver qué hay.
- Tal vez la costumbre de morderse las uñas.
- La tendencia a realizar compras compulsivas.
- La propensión a chequear la bandeja de entrada o las notificaciones de facebook constantemente.
- Etc.
Tal vez reconozcas
alguno de estos hábitos como propio, y seguro que si te paras a pensar en ello
verás que no son conductas que te aporten ningún beneficio a largo plazo.
La función de los malos hábitos
Son muchas las actividades
rutinarias que se instauran en nuestra vida y que cumplen una función,
incluso los malos hábitos tienen una razón de ser, y es que nos sirven para
saciar una necesidad… pero… ¿una necesidad de qué?
Déjame que te
cuente algo.
La mayoría de esos
malos hábitos están relacionados con nuestra incapacidad para manejar el
estrés y el aburrimiento de forma eficaz.
Como lo oyes.
Muchos de esos
hábitos aparecieron en algún momento como un mecanismo de defensa que te
permitía evitar hacer frente a ciertas situaciones que te resultaban incómodas
por el motivo que fuese.
Y ese algo, que
originalmente era una excusa, acabó convirtiéndose en una costumbre que
ya tienes completamente interiorizada.
Todos los hábitos
tienen un desencadenante, hay momentos en los que se nos hace cuesta
arribar enfocarnos en un proyecto, quizás tenemos miedo a que
algo salga mal, quizás nos sentimos inseguras, o simplemente estamos
evitando salir de nuestra zona de confort…
En esas
situaciones, consultar tu móvil para ver si tienes algún mensaje o ponerte a
buscar inspiración en Pinterest para decorar el dormitorio de los niños, puede
ayudarte a relajar esa tensión, ¿verdad?
Este tipo de
acciones te ayudan a calmar tu malestar pero no están realmente
relacionadas con aquello que te incomoda, sólo son una distracción, algo
que sin darte cuenta te aleja de tus verdaderos objetivos.
¿Por qué mantenemos esos malos hábitos?
Lo primero que debes
tener en cuenta es que se trata de conductas o pensamientos automáticos
que llevamos a cabo sin pensar en por qué lo estamos haciendo; es algo
que llevamos haciendo tanto tiempo que salen solas.
Y nos cuesta
romper con ellos porque nos hacen sentir mejor de forma inmediata
(una se siente muy bien cotilleando por internet en lugar de hacer frente a las
montañas de ropa sucia, ¿o no? ;-) )
Sea lo que sea, es
algo que tú experimentas como un beneficio, algo que te recompensa a
muy corto plazo y que te hace perder de vista las consecuencias a largo plazo.
Instaurar hábitos sanos y productivos
Imagínate qué cambios experimentarías si,
cada vez que te sintieras aburrida y desmotivada, en lugar de acudir a
tu nevera para picotear cualquier cosa, salieras a correr un rato.
O qué efectos
tendría en tu economía doméstica el manejar conscientemente el flujo de dinero
y destinarlo a comprar lo que realmente necesitas.
¿Y si pudieras focalizar
tu atención en un proyecto en lugar de dispersar tu atención con cualquier
cosa que llamase tu atención?
¿Cómo sería tu
vida entonces?
¡Quiero eliminar mis malos hábitos!
Romper con los malos hábitos no sólo es posible, también es necesario
para alcanzar tus metas, pero debes saber que no va a ser algo rápido.
Tanto aquello que
pone en marcha la conducta como la recompensa que obtienes operan a nivel inconsciente
y se dan de forma automática, así que para eliminar algunos hábitos, o
sustituirlos por otros, vas a tener que romper esa cadena de forma
consciente.
Para cambiar ese patrón
será necesario que empieces a hacer cosas diferentes a las que vienes
haciendo, porque si sigues como hasta ahora, vas a seguir perpetuando esas
malas rutinas que te perjudican.
En el próximo
artículo voy a hablarte de un sencillo sistema de pasos para eliminar de
tu vida esos malos hábitos que surgen fruto del estrés y el aburrimiento y
boicotean tus proyectos.
Neus Virgili
ExplorandoLaMaternidad.com
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