jueves, 10 de noviembre de 2011

Premio o Castigo


Cada vez aprendo más en los talleres que brindo, presenciales y virtuales. Estos días, en el taller presencial, dije a unos padres y madres que en grupo encontraran una estrategia que les condujera a tener una comida en un restaurante, dónde los niños y niñas conocieran y comprendieran las normas del lugar. Si primero les explicamos las normas del lugar, lo más probable es que los peques sepan y comprendan qué esperamos de ellos en esa situación.

Antes de eso, les había explicado varias herramientas de comunicación. Y por supuesto, conocen el nombre del taller, "Educar sin Castigar" así que lógicamente usaron lo aprendido, y creyeron dejar fuera los castigos. Me cuentan que han negociado con el niño/niña un premio que recibirá al terminar la comida, si han respetado las "normas". Mi pregunta fue, ¿y si no respetan las normas le darán el premio? a lo que responden a coro ¡claro que no! Siguiente pregunta, y esa ausencia de premio, ¿será un castigo para los peques? Entonces, se hizo "el silencio".

La sociedad está tan acostumbrada a los premios, han tenido tan "buena fama", que casi nadie repara en que es otra forma de castigo. Y también otra forma de control, y por lo tanto de relación basada en el poder. Y por consiguiente, una relación basada en la obediencia a la autoridad, careciendo ese comportamiento de un suficiente entrenamiento en el arte de la reflexión, que no es lo mismo que la crítica. Esto, ha llevado a varias catástrofes, algunas muy sonadas. Si las personas estuvieramos entrenadas en dicha reflexión. ¿obedeceríamos a los dictadores, independientemente del color que estos tengan?.

Así que nuevamente, animo a la reflexión, ¿Es necesaria la obediencia? ¿Qué pensais?

Teresa García.
Psicóloga Clínica.
Sin Castigos.

6 comentarios:

  1. Si no es a través del premio o castigo, ¿cómo hacer para que el niño se dé cuenta que todas sus acciones tienen consecuencias, a veces negativas y que pueden repercutir en los demás?

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  2. Es difícil que un niño sea consciente de TODAS las consecuencias de sus actos, porque es algo que tampoco los adultos controlamos. Por supuesto depende de la edad, pero no podemos esperar que un niño de 3,4 ó 5 años prevea lo que ocurrirá después de que haga una cosa u otra.
    Mi experiencia dice que educando y criando con empatía los niños van siendo capaces de ponerse en el lugar del otro. Por otro lado comunicarnos con ellos en primera persona para transmitirles qué esperamos de ellos, qué cosas nos gustan y cuáles no, es fundamental. Y comunicarnos siempre en positivo, con afecto y calma, en vez de centrándonos en sus "errores".
    Yo no uso los castigos y en casa la convivencia es positiva.

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  3. Gracias Maria, y Crianza en familia...

    Una de las consecuencias de los premios y los castigos, es precisamente pensar que unicamente existe un modo de "hacer las cosas". Sin embargo, Virgina Satir, una psicologa estadounidense, que se dedicaba a las familias, registró unas 280 formas diferentes de fregar los platos... Imaginad cuantas formas diferentes existen para que un niño o niña vayan comprendiendo su lugar en la familia, cole, comunidad...

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  4. A veces la desobediencia es lo deseado, ¿no? No sé, yo a veces me desespero cuando mi hijo desobedece a alguien (en casa o en el cole), pero mi marido siempre sale diciendo que es un alma libre, que tiene mucha personalidad, a veces admira su rebeldía. Por supuesto, depende del caso...

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  5. Si Femke, a veces la desobediencia es lo deseado, pero ¿quién entrena a los niños en saber cuándo es deseable obedecer, y cuándo no?

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  6. obedecer es subordinarse a la orden de otro por el simple hecho de que el otro manda o es mas poderoso. obedecer jamás.

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