La entrada de esta noche tiene más parecido con un desahogo que con información, pero no te confundas, porque tiene información, y mucha.
Muchas personas se preguntan qué lleva a una persona joven, en la "flor" de la vida a autolesionarse, no es fácil comprender a quién se hace daño.
Después de una tarde de trabajo, escuchando a personas que se sienten desgraciadas, tengo una pequeña teoría. Bastante simple además, esas personas, las que se autolesionan, piensan que nadie les echaría en falta si fallaran. Por eso coquetean con lo que daña, a veces llegando al punto más serio, quitarse voluntariamente lo más preciado que tienen, la vida.
Las personas que están alrededor no comprenden sus almas atormentadas. También sufren viendo a alguien que se autodestruye, incapaces de regalarle lo que realmente les sanaría, una pizca de cariño, aderezado con algo de respeto. Un abrazo, cargado de sincera escucha, escucha sin doblez, sin pedir, sin esperar. Escucha atenta y relajada. Algo gratis y que pocos estan entrenados para dar...
Las personas que necesitan escucha, no tienen edad. Pueden ser bebés con pocos meses, adolescentes, jóvenes, adultos o ancianos. Pueden tener cualquier título: hijo, hija, padre, madre, hermana, hermano.
Así, en esta ocasión hablo de la herramienta más preciada, paradójicamente la más barata y menos entrenada: La escucha. Ese bálsamo que calma un corazón atormentado. Escucha a las personas que tienes a tu lado...
Teresa García.
Psicologa Clinica.
Sin Castigos
Muchas personas se preguntan qué lleva a una persona joven, en la "flor" de la vida a autolesionarse, no es fácil comprender a quién se hace daño.
Después de una tarde de trabajo, escuchando a personas que se sienten desgraciadas, tengo una pequeña teoría. Bastante simple además, esas personas, las que se autolesionan, piensan que nadie les echaría en falta si fallaran. Por eso coquetean con lo que daña, a veces llegando al punto más serio, quitarse voluntariamente lo más preciado que tienen, la vida.
Las personas que están alrededor no comprenden sus almas atormentadas. También sufren viendo a alguien que se autodestruye, incapaces de regalarle lo que realmente les sanaría, una pizca de cariño, aderezado con algo de respeto. Un abrazo, cargado de sincera escucha, escucha sin doblez, sin pedir, sin esperar. Escucha atenta y relajada. Algo gratis y que pocos estan entrenados para dar...
Las personas que necesitan escucha, no tienen edad. Pueden ser bebés con pocos meses, adolescentes, jóvenes, adultos o ancianos. Pueden tener cualquier título: hijo, hija, padre, madre, hermana, hermano.
Así, en esta ocasión hablo de la herramienta más preciada, paradójicamente la más barata y menos entrenada: La escucha. Ese bálsamo que calma un corazón atormentado. Escucha a las personas que tienes a tu lado...
Teresa García.
Psicologa Clinica.
Sin Castigos
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