jueves, 9 de febrero de 2012

Uso de los castigos


Existe más de una forma de castigar, y más de una persona a la que se castiga. Es fácil escuchar que es un modo de educar a los niños y niñas. Pero en más de una ocasión es difícil ver su influencia en la sociedad actual.

Si alguien piensa usar un castigo como medio educativo, es interesante que conozca algunas de las características para una aplicación coherente.

  • Ha de conocer la sensibilidad de la persona a la que va a castigar. Si no conoce este parámetro, es muy probable que el castigo sea completamente inefectivo.
  • Has de estar completamente seguro que la conducta castigada, siempre va a ser castigada. En caso contrario, puede que no funcione, o que consigas exactamente el efecto contrario al que querías conseguir.
  • Has de asegurarte que la persona relaciona el castigo con la conducta que estás castigando. Si el individuo piensa que le castigas porque estás enfadada-enfadado, por ejemplo, no funcionará.
Cuando alguien lee estas instrucciones, rápidamente piensa, "pero si mis padres no sabían estas reglas". Efectivamente, tus padres no conocían estas instrucciones, bastante simplificadas por cierto. Probablemente tampoco las conocen los padres y madres actuales, a no ser que sean expertos en el tema. Y aún siendo expertos, la sensibilidad de cada organizmo, es un misterio, ya que es variable de persona a persona, interpersonal, y también dentro de la misma persona, intrapersonal.

Además es necesario contar además con la frustración que produce un castigo. Todas las personas muestran algún tipo de frustración al ser castigadas. Las hormonas del estres, son inhibidoras del crecimiento (tanto a nivel físico como neuronal). Por lo tanto, un organismo castigodo, tendrá limitada la capacidad de aprendizaje. Y el aprendizaje que hace en esos casos es de evitación, es decir, un aprendizaje de huída.

Te recomiendo que cuando pienses en el castigo como recurso educativo, recuerdes estas "sencillas" instrucciones, y te preguntes "¿hay otro modo, otros recursos educativos?"...


Teresa García.
Psicologa Clínica.
Sin Castigos.

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