Siempre que les comento a mis amigos o conocidos que educamos en casa a nuestros hijos surge la inevitable pregunta: “Ah, pero ¿cómo socializan?”
De entrada me gustaría puntualizar que socializar significa aprender un conjunto de reglas y de pautas de comportamiento específicas de una sociedad o comunidad, aprender y asimilar su cultura para llegar a desenvolverse con eficacia dentro de ella.
Vista esta definición queda quizá más claro que la familia es el agente socializador por excelencia y que son los adultos que cuidan y aman a los niños los que mejor pueden ayudar a que este proceso tenga lugar.
Socializar, por lo tanto, es necesario y significa:
- - venir en contacto con gente de todo tipo y pasar tiempo con adultos de igual a igual (padres, abuelos, tíos, primos, amigos de la familia, conocidos de confianza, clases extraescolares…)
- - venir en contacto con distintas situaciones, fuera de casa, acompañando al adulto cuidador en los diferentes recados o incluso labores que este tenga que desempeñar (compra, teatro, museos, conciertos, excursiones, paseos, viajes al extranjero, cursos, trabajos puntuales, voluntariado, visitas…)
No nos olvidemos que el nivel de madurez difiere de niño a niño (y de adulto a adulto, por supuesto) y los intereses y conocimientos y las maneras de asimilar pautas de comportamiento también.
Por otro lado justo esta diversidad de edades, entornos culturales, intereses y experiencias permiten a cada uno encontrar su sitio dentro de una comunidad y adquirir las habilidades necesarias para interactuar de forma positiva con su entorno.
El venir en contacto con tanta variedad de personas y situaciones refuerza la autoestima y el convencimiento de que cada uno es único y diferente, y precisamente por eso la empatía con los demás es más fuerte.
A partir de cierta edad – cuatro o cinco años – los niños deberían estar expuestos el mayor tiempo posible a conversaciones con adultos, juegos con niños de distintas edades, eventos sociales de distintas envergaduras (desde visitas a la familia hasta bodas, o desde paseos en el parque o en la calle hasta asistir a espectáculos callejeros).
Esto hará que el niño no pase tanto tiempo dentro de la casa – recordemos que educar en casa no significa “estar encerrado en casa”, la casa es simplemente la base desde la que se lleva a cabo la educación, pero nada más – la vida social empieza en casa y en familia, pero se desarrolla fuera.
El acompañar a los niños en este aprendizaje social es imprescindible, siempre van a necesitar adultos cariñosos que les den ejemplo de comportamiento en las diferentes situaciones con las cuales se encuentran dentro de una comunidad del tipo que sea – es así como aprenden los niños los valores sociales.
La conversación y la interacción con los demás, sean adultos o jóvenes, son las dos herramientas principales para transmitir reglas de convivencia, pautas de comportamiento y elementos culturales de una sociedad – es la forma más natural y eficaz para socializar.
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