martes, 16 de octubre de 2012

Modelos equivocados de crianza en la mass media


El otro día había un debate interesante sobre la crianza entre amigos y conocidos míos; se habló del nefasto libro de Estivill sobre el sueño infantil y sus recientes retractaciones, de los libros de consejos trasnochados sobre educación de Javier Urra, de otros artículos sin fundamento presentes en algunas revistas de crianza, o de la presencia en programas populares de otros personajes (casi siempre hombres curiosamente) supuestamente expertos que hacen recomendaciones obsoletas sobre crianza, alimentación o educación infantil.
Prácticamente todos se basan en lo que se llama la teoría del conductismo, teoría ya desfasada y probada como dañina en la perspectiva más amplia del desarrollo humano.
Y surgió la cuestión en nuestro debate de por qué perduran ciertas costumbres bastante negativas y traumáticas en la crianza y la educación de los niños a pesar de la avalancha reciente de evidencias científicas que arrojan datos claros sobre dichas maneras de criar. 
Dio la casualidad que al día siguiente vi con los niños un episodio de "Las chicas de oro" donde un día las protagonistas deben cuidar a un bebé. De repente me fijé que el comportamiento del bebé era totalmente irreal, lloraba muy poco y dormía continuamente. 
Otra película que vimos recientemente fue "84 Charing Cross" donde la protagonista debe cuidar de un bebé mientras sus padres se toman un respiro cultural yendo al teatro. Cuando ella llega la bebé está durmiendo en SU cuna, en SU habitación; mientras tanto la protagonista se dispone a leer en el salón. Al poco rato la bebé se despierta y empieza a llorar, así que la cuidadora se va para el cuarto y, al encontrarse a la niña de pie en la cuna la vuelve a recostar y le dice que tiene que dormir. No sabemos lo que hace finalmente para convencerla porque en la escena siguiente se les ve durmiendo a las dos, una en la cuna, la otra en su sillón.
En otras películas o series vemos el mismo comportamiento irreal de bebés que sólo duermen, toman biberón y ríen, o, si lloran, se les trata con "firmeza" desoyendo sus llantos ya que se considera que los bebés deben ser autónomos. Hay algunas escenas en las que la desatención hacia los bebés casi roza el maltrato y se me hace imposible seguir viéndolas.
En otras películas muy populares se trata el tema de los partos de una forma - permítanme - tan falsa e imaginativa que creo que todas las madres que las hemos visto nos hemos quedado anonadadas. 
Esta toma de consciencia me impactó enormemente; es obvio que difícilmente se erradicarán estas costumbres tan negativas para el desarrollo equilibrado de nuestro hijos si, por otro lado, seguimos viendo como "válidos" estos modelos en las mass media. 
Evidentemente no se trata de qué unas películas de entretenimiento sean unos documentales sobre partos, crianza o educación. Tampoco se trata de que en escuetos artículos o entrevistas se hablé de forma exhaustiva sobre la educación de los niños.
Pero sí que lo mínimo que uno se esperaría es que los datos, las informaciones que aparezcan  en todos estos medios de comunicación no sean tan alejadas de la realidad cotidiana, que estén más cercanos a las últimas investigaciones y descubrimientos sobre la crianza. Porque en definitiva la salud física y mental futura de nuestros hijos depende mucho de la manera en la que se han criado y creo que todos los padres deberíamos cuidar este aspecto en la medida de lo posible. 
Visto lo visto mi conclusión es que nuestros medios de comunicación no nos ayudan mucho a la hora de darnos una idea real de lo que puede ser la crianza y la educación de los niños; teniendo en cuenta el poder que tiene el cine, la televisión, la radio, las revistas (sobre todo las de entretenimiento) y demás medios de comunicación, la "desinformación" está servida, de tal forma que hasta algunos profesionales se dejan a veces engañar por estos modelos fantasiosos y ni cotejan esta información con la evidencia científica de las publicaciones especializadas.  
Esto, unido al hecho de que cada vez menos padres cuidan de sus bebés personalmente, y que muchos jóvenes prácticamente no han tenido la posibilidad de ver como es en realidad el comportamiento de un bebé, nos puede dar una explicación o un motivo (de tantos) por el que perduran estas costumbres dañinas y estas ideas equivocadas sobre crianza.
Por suerte, hoy en día tenemos acceso a muchas publicaciones especializadas y tenemos la oportunidad de informarnos de forma más exhaustiva que hasta hace algunas décadas; es importante aprovechar y no dejarse engañar por falsas informaciones.
Animo a todos los padres - o futuros padres - a cuestionar siempre las imágenes clichés que nos presenta la mass media, que se informen un poco más allá, que no se crean todo lo que ven en las pantallas, que pongan en duda los consejos trasnochados de algunos expertos y, sobre todo, que se tranquilicen un poco e intenten escuchar su voz interior, su sentido común, su instinto; de esta forma va a ser más difícil equivocarse a la hora de elegir un consejo o un modelo de crianza entre tantos.
Probablemente lo mejor es desmontar todos los "métodos" y volver a montar un modelo personal, adaptado a las necesidades reales de los hijos, buscando sobretodo su salud, su felicidad, su tranquilidad - en ningún caso no hay que asustarse si sus maneras de producirse no se parecen a los modelos falsos de los medios de comunicación.
Acabo con un anécdota: cuando nació mi segundo hijo su comportamiento de recién nacido me pareció tan distinto al de su hermana mayor, tan raro que, en una de las primeras visitas al pediatra, en el primer mes, expresé mis dudas, creía que a lo mejor le pasaba algo, que tenía alguna enfermedad y le expliqué que mi bebé dormía mucho durante el día y lloraba mucho por la noche. El pediatra me miró con cara de extrañeza (era obvio para él que el niño estaba muy sano) y me dijo sonriendo: "Mujer, gajes del oficio". 
Efectivamente, gajes del oficio. Me fui informando y leyendo, preguntando a otras madres, y poco a poco me tranquilicé. Además el mismo niño cambió sus pautas y a los pocos días ya había empezado a dormir mejor por la noche y a estar más despierto durante el día. 
Por suerte para nosotros, siempre tuve claro que lo quería acompañar y tener paciencia con él y me alegro mucho de no haberlo comparado demasiado ni con la hermana, ni con otros modelos inventados por los "expertos" en los medios de comunicación. 

P.D. Todo lo anterior es perfectamente válido también para la etapa de la adolescencia - estamos bombardeados con modelos equivocados de adolescentes en las series, en los artículos, en las típicas revistas veraniegas... desde mi punto de vista lo mejor es acompañar siempre a los hijos en su crecimiento, observar cómo son y disfrutar de ellos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario