El otro día había un debate interesante sobre la crianza entre amigos y
conocidos míos; se habló del nefasto libro de Estivill sobre el sueño infantil
y sus recientes retractaciones, de los libros de consejos trasnochados sobre
educación de Javier Urra, de otros artículos sin fundamento presentes en
algunas revistas de crianza, o de la presencia en programas populares de otros
personajes (casi siempre hombres curiosamente) supuestamente expertos que hacen
recomendaciones obsoletas sobre crianza, alimentación o educación infantil.
Prácticamente todos se basan en lo que se llama la teoría del
conductismo, teoría ya desfasada y probada como dañina en la perspectiva más
amplia del desarrollo humano.
Y surgió la cuestión en nuestro debate de por qué perduran ciertas
costumbres bastante negativas y traumáticas en la crianza y la educación de los
niños a pesar de la avalancha reciente de evidencias científicas que arrojan
datos claros sobre dichas maneras de criar.
Dio la casualidad que al día siguiente vi con los niños un episodio de
"Las chicas de oro" donde un día las protagonistas deben cuidar a un
bebé. De repente me fijé que el comportamiento del bebé era totalmente irreal,
lloraba muy poco y dormía continuamente.
Otra película que vimos recientemente fue "84 Charing Cross"
donde la protagonista debe cuidar de un bebé mientras sus padres se toman un
respiro cultural yendo al teatro. Cuando ella llega la bebé está durmiendo en
SU cuna, en SU habitación; mientras tanto la protagonista se dispone a leer en
el salón. Al poco rato la bebé se despierta y empieza a llorar, así que la
cuidadora se va para el cuarto y, al encontrarse a la niña de pie en la cuna la
vuelve a recostar y le dice que tiene que dormir. No sabemos lo que hace
finalmente para convencerla porque en la escena siguiente se les ve durmiendo a
las dos, una en la cuna, la otra en su sillón.
En otras películas o series vemos el mismo comportamiento irreal de
bebés que sólo duermen, toman biberón y ríen, o, si lloran, se les trata con
"firmeza" desoyendo sus llantos ya que se considera que los bebés
deben ser autónomos. Hay algunas escenas en las que la desatención hacia los
bebés casi roza el maltrato y se me hace imposible seguir viéndolas.
En otras películas muy populares se trata el tema de los partos de una
forma - permítanme - tan falsa e imaginativa que creo que todas las madres que
las hemos visto nos hemos quedado anonadadas.
Esta toma de consciencia me impactó enormemente; es obvio que
difícilmente se erradicarán estas costumbres tan negativas para el desarrollo
equilibrado de nuestro hijos si, por otro lado, seguimos viendo como
"válidos" estos modelos en las mass media.
Evidentemente no se trata de qué unas películas de entretenimiento sean
unos documentales sobre partos, crianza o educación. Tampoco se trata de que en
escuetos artículos o entrevistas se hablé de forma exhaustiva sobre la
educación de los niños.
Pero sí que lo mínimo que uno se esperaría es que los datos, las
informaciones que aparezcan en todos estos medios de comunicación no sean
tan alejadas de la realidad cotidiana, que estén más cercanos a las últimas
investigaciones y descubrimientos sobre la crianza. Porque en definitiva la
salud física y mental futura de nuestros hijos depende mucho de la manera en la
que se han criado y creo que todos los padres deberíamos cuidar este aspecto en
la medida de lo posible.
Visto lo visto mi conclusión es que nuestros medios de comunicación no
nos ayudan mucho a la hora de darnos una idea real de lo que puede ser la
crianza y la educación de los niños; teniendo en cuenta el poder que tiene el
cine, la televisión, la radio, las revistas (sobre todo las de entretenimiento)
y demás medios de comunicación, la "desinformación" está servida, de
tal forma que hasta algunos profesionales se dejan a veces engañar por estos
modelos fantasiosos y ni cotejan esta información con la evidencia científica
de las publicaciones especializadas.
Esto, unido al hecho de que cada vez menos padres cuidan de sus bebés
personalmente, y que muchos jóvenes prácticamente no han tenido la posibilidad
de ver como es en realidad el comportamiento de un bebé, nos puede dar una
explicación o un motivo (de tantos) por el que perduran estas costumbres
dañinas y estas ideas equivocadas sobre crianza.
Por suerte, hoy en día tenemos acceso a muchas publicaciones
especializadas y tenemos la oportunidad de informarnos de forma más exhaustiva
que hasta hace algunas décadas; es importante aprovechar y no dejarse engañar por
falsas informaciones.
Animo a todos los padres - o futuros padres - a cuestionar siempre las
imágenes clichés que nos presenta la mass media, que se informen un poco más
allá, que no se crean todo lo que ven en las pantallas, que pongan en duda los
consejos trasnochados de algunos expertos y, sobre todo, que se tranquilicen un
poco e intenten escuchar su voz interior, su sentido común, su instinto; de
esta forma va a ser más difícil equivocarse a la hora de elegir un consejo o un
modelo de crianza entre tantos.
Probablemente lo mejor es desmontar todos los "métodos" y volver a montar un modelo personal, adaptado a las necesidades reales de los hijos, buscando sobretodo su salud, su felicidad, su tranquilidad - en ningún caso no hay que asustarse si sus maneras de producirse no se parecen a los modelos falsos de los medios de comunicación.
Acabo con un anécdota: cuando nació mi segundo hijo su comportamiento de recién nacido me pareció tan distinto al de su hermana mayor, tan raro que, en una de las primeras visitas al pediatra, en el primer mes, expresé mis dudas, creía que a lo mejor le pasaba algo, que tenía alguna enfermedad y le expliqué que mi bebé dormía mucho durante el día y lloraba mucho por la noche. El pediatra me miró con cara de extrañeza (era obvio para él que el niño estaba muy sano) y me dijo sonriendo: "Mujer, gajes del oficio".
Efectivamente, gajes del oficio. Me fui informando y leyendo, preguntando a otras madres, y poco a poco me tranquilicé. Además el mismo niño cambió sus pautas y a los pocos días ya había empezado a dormir mejor por la noche y a estar más despierto durante el día.
Por suerte para nosotros, siempre tuve claro que lo quería acompañar y tener paciencia con él y me alegro mucho de no haberlo comparado demasiado ni con la hermana, ni con otros modelos inventados por los "expertos" en los medios de comunicación.
P.D. Todo lo anterior es perfectamente válido también para la etapa de la adolescencia - estamos bombardeados con modelos equivocados de adolescentes en las series, en los artículos, en las típicas revistas veraniegas... desde mi punto de vista lo mejor es acompañar siempre a los hijos en su crecimiento, observar cómo son y disfrutar de ellos.
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