Los niños, al igual que los adultos, tienen emociones. Unas veces son placenteras, pero otras producen "displacer". Los que ya tenemos cierta edad comprendemos la diferencia entre unas y otras. Por eso, los peques esperan y necesitan de los adultos un "lugar" seguro donde expresar aquellas que les parezcan más amenazantes.
Lo que la psicología conductual propone varias maneras de abordar este tema, pero la más conocida y aplicada es el llamado "time out" o en españo, "tiempo fuera". Consiste en retirarse del niño, de la niña, mientras está teniendo una "perreta". Esta psicología, obvia el hecho indiscutible de que los humanos somos seres altriciales, seres que dependemos de otros en nuestra supervivencia. Así mientras el niño está sintiendo algo amenazante para él, su padre, su madre se alejan, confirmándole la falsa creencia de que realmente ese "sentimiento" es una amenaza. Como resultado, puede ser que el niño, la niña reduzca las "rabientas" (y digo puede ser, porque no siempre sucede) pero a costa de reprimir una emoción muy fuerte en su interior. Otro efecto "no deseado" de esta actuación consiste en las quejas constantes de los infantes, tratando de liberar una emoción que literalmente, "les quema" en su interior.
La psicología humanista, por contra, plantea otro modo de situarse frente a las descargas emocionales "ruidosas" de los peques. Plantea al adulto que está a su lado que se mantenga relajado y se constituya en soporte del niño. Si la niña está golpeando, dominada completamente por la emoción, pues proveerla de un cojín, dónde pueda desahogar de forma segura lo que siente. Una colega, le llamaba a este cojín, "el cojín de la rabia". El peque, la peque, tendrá su "rabieta", porque forma parte de su evolución, pero en este segundo caso, tendrá un lugar de calma, de soporte, dónde comprobar que esas emociones son muy "potentes" para él, para ella, pero que su papá, su mamá, harán de "control de impulsos" seguro hasta que ellos tengan la edad de hacerlos por sí mismos...
Teresa García
Psicológa clínica
Sin Castigos
Lo que la psicología conductual propone varias maneras de abordar este tema, pero la más conocida y aplicada es el llamado "time out" o en españo, "tiempo fuera". Consiste en retirarse del niño, de la niña, mientras está teniendo una "perreta". Esta psicología, obvia el hecho indiscutible de que los humanos somos seres altriciales, seres que dependemos de otros en nuestra supervivencia. Así mientras el niño está sintiendo algo amenazante para él, su padre, su madre se alejan, confirmándole la falsa creencia de que realmente ese "sentimiento" es una amenaza. Como resultado, puede ser que el niño, la niña reduzca las "rabientas" (y digo puede ser, porque no siempre sucede) pero a costa de reprimir una emoción muy fuerte en su interior. Otro efecto "no deseado" de esta actuación consiste en las quejas constantes de los infantes, tratando de liberar una emoción que literalmente, "les quema" en su interior.
La psicología humanista, por contra, plantea otro modo de situarse frente a las descargas emocionales "ruidosas" de los peques. Plantea al adulto que está a su lado que se mantenga relajado y se constituya en soporte del niño. Si la niña está golpeando, dominada completamente por la emoción, pues proveerla de un cojín, dónde pueda desahogar de forma segura lo que siente. Una colega, le llamaba a este cojín, "el cojín de la rabia". El peque, la peque, tendrá su "rabieta", porque forma parte de su evolución, pero en este segundo caso, tendrá un lugar de calma, de soporte, dónde comprobar que esas emociones son muy "potentes" para él, para ella, pero que su papá, su mamá, harán de "control de impulsos" seguro hasta que ellos tengan la edad de hacerlos por sí mismos...
Teresa García
Psicológa clínica
Sin Castigos
hola.. es una imagen? porque no me aparece nada en la entrada... :(
ResponderEliminarHay un artículo escrito, yo sí lo veo.
ResponderEliminarahora si lo veo completo!! mil gracias!!!
ResponderEliminarEsta un poquito (bastante9 simplificado el asunto de las rabietas, que suele ser algo mucho mas extenso y complejo... pero entiendo a lo que te refieres ;)
ResponderEliminarClaro que está simplificado... En las rabietas es necesario personalizar bastante... pero en términos generales, transmitir escucha y respeto mejora la situación, claro que no todos los padres y madres tienen la tranquilidad y el entrenamiento suficiente para hacerlo...
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