martes, 12 de junio de 2012

Aprender y estudiar por placer

Leo en FaceBook ayer por la mañana esta frase: "Nuestro sistema educativo es un fracaso desde el momento en el que los alumnos estudian para aprobar y no por aprender."
Y pienso: ¡Qué gran verdad! Precisamente uno de los motivos por los que nosotros educamos en casa es porque queríamos que nuestros hijos aprendan con alegría y profundidad, a su ritmo y respetando el proceso biológico y emocional en su integridad.
Todavía con los ecos del Congreso de Maternidad Multitarea y de las maravillosas ponencias que escuché allí me quedo reflexionando.
El ser humano aprende porque le gusta; en cuanto se le obliga a aprender para aprobar, y encima se trata del "aprendizaje" (véase memorización) de cosas estúpidas, esta es la receta segura para su fracaso.
Todos los estudios científicos, biológicos y sociológicos recientes resaltan que uno de los motores principales que nos empuja a estudiar, a aprender, a desarrollar habilidades es nuestra curiosidad grabada en los genes; el segundo es la necesidad. Y la herramienta más importante para que este proceso tenga lugar es el juego y la exploración.
Por desgracia, ninguno de estos dos factores se tiene en cuenta en el sistema educativo actual que está basado exclusiva y prácticamente en la memorización y en la "recompensa" de las buenas notas en un examen.
Sin embargo nosotros llegamos a este mundo YA programados a ser curiosos, a explorar, a jugar para poder aprender, venimos programados para estudiar y disfrutar de lo aprendido - la desgracia es que no se nos deja y ya desde pequeños se nos des-programa esta curiosidad natural y este desarrollo de lo que es NUESTRO TALENTO ÚNICO; esta des-programación se hace para poder meternos en el saco con los DEMÁS y no es de extrañar que luego ya no seamos capaces de saber qué tenemos que hacer, no es de extrañar que nos quedemos desorientados, desmotivados y desubicados con respecto a nuestro propio aprendizaje y disciplina.

Marie Curie decía "Me cuento entre los que piensan que la ciencia tiene una gran belleza. Un científico en su laboratorio no sólo es un técnico: también es un niño que se halla ante un fenómeno natural que lo impresiona como un cuento de hadas."

Otro gran científico del siglo XX, Albert Einstein, nos dejó estas reflexiones relacionadas con la enseñanza teórica, vacía de contenido vital: "Sería posible describirlo todo de forma científica, pero no tendría ningún sentido; como si describieras una Sinfonía de Beethoven como una variación de la presión ondulativa."

En efecto, el aprendizaje tiene lugar de forma natural cuando la experiencia educativa es vivida desde todos los puntos de vista: emocional, académico, vital, social. Y sobre todo, cuando el aprendizaje ha sido impulsado por esta curiosidad que nos hace maravillarnos ante cualquier experiencia nueva tengamos la edad que tengamos o por la necesidad que nos hace utilizar y renovar todas las habilidades de las que disponemos. Cada vez que un niño siente curiosidad o necesidad de investigar sobre algo, o simplemente jugar, desencadena un proceso emocional y bioquímico que hace que la experiencia se viva con placer y las sinapsis que se forman sean más fuertes, por lo tanto el aprendizaje es más profundo y duradero.

Termino con otra reflexión importante de Einstein: "La imaginación es más importante que el conocimiento".

Bibliografía:

Einstein, Albert - "Así lo veo yo", Ed. Errepar
Gerhardt, Sue - "Why love matters", Ed. Routledge

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